La campaña que colectivos sociales, vecinales y sindicales iniciaron hace meses para impedir que la Consejería de Sanidad cierre el Hospital Universitario Santa María del Rosell llegó ayer por la tarde hasta las mismas puertas del centro sanitario del Paseo de Alfonso XIII.
Quinientos vecinos cortaron el tramo de avenida comprendido entre la Plaza de Alicante y la calle Capitanes Ripoll para protagonizar una cacerolada de protesta por una situación que los altos directivos de Sanidad dicen que no ocurrirá, pese a que el cierre de servicios y prestaciones se ha sucedido en cascada desde la apertura del nuevo Hospital General Santa Lucía, hace ahora dos años.
«El gerente del Servicio Murciano de Salud debería definir qué es para él un hospital, porque nosotros tenemos claro que un sitio donde no hay camas de hospitalización no lo es», dijo durante la protesta Ana Gilabert, de Comisiones Obreras, en respuesta a las manifestaciones de José Antonio Alarcón garantizando la viabilidad del Rosell. Los participantes en la cacerolada cuestionaron las manifestaciones de los altos cargos de Sanidad y la estrategia de la consejera Ángeles Palacios respecto al segundo hospital de Cartagena. «Digan lo que digan, terminarán cerrándolo por falta de usuarios. Salvo que vengas a Urgencias con alguna cosa muy leve, al final terminas en el Santa Lucía. Esa es la técnica que están utilizando, además de negar las evidencias», lamentó un sanitario eventual que perdió su trabajo tras el verano y que prefirió mantener su identidad en el anonimato.
La gerencia sanitaria de Cartagena ha prescindido de trescientos trabajadores como él desde primavera, según datos sindicales. Los manifestantes se concentraron ante el recinto hospitalario, lo que provocó que la aglomeración de gente obstaculizara también la entrada de vehículos al aparcamiento de Carrefour. El único momento de tensión se vivió cuando un joven conductor que accedió al hipermercado por encima de la acera se bajó del coche para encararse con varias personas que intentaron cerrarle el paso. Ni un policía local ni tres nacionales que andaban por allí intervinieron. No se enteraron. Tras media hora de cacerolada, los manifestantes se dividieron en dos grupos. El más numeroso se trasladó hasta la Plaza de Alicante para exhibir ante los conductores desviados hacia la barriada San Ginés sus pancartas reivindicativas con lemas tan contundentes como «Los recortes en sanidad matan«. Los otros manifestantes -empleados sanitarios en su mayoría, varios estudiantes con otro cartel en defensa de la enseñanza pública y varios socios del colectivo Galactyco- se adentraron en silencio por el aparcamiento del hospital. Allí esperaron al despliegue en una de las fachadas del pabellón de consultas externas de una pancarta de grandes dimensiones con el lema No al cierre del Rosell.
«La lástima es que aquí no haya más gente, cuando la situación del Hospital del Rosell nos afecta a miles de personas. ¿Hay fútbol esta tarde?», preguntó en voz alta el profesor y ciclista urbano José Ángel Vivancos.
vía Quinientos vecinos cortan el Paseo para exigir más medios en el Rosell. La Verdad.