En tiempos de ajustes, el Ministerio de Defensa se ha desprendido del funcionario más santo y longevo que tenía en plantilla. Pedro Marina Cartagena dejó el pasado verano su puesto de oficial de arsenales para ir ‘destinado’ a la Fundación Museo Naval, donde continuará bajo la disciplina del almirante jefe del Arsenal, a quien esta noche tendrá que solicitar el tradicional permiso si quiere salir franco de ría.
La jubilación de San Pedro es una consecuencia de la ya lejana automatización de todo el sistema de nóminas del Ministerio de Defensa. Federico Trillo fue el primer ministro en ‘padecer’ los problemas que originaba en las auditorías informáticas la presencia de un empleado tan singular. Y en el año 2004, siendo ministro José Bono, la Intervención Delegada de la Armada planteó la necesidad de regularizar la situación de un tal Pedro Marina Cartagena que con más de cincuenta años de servicio en la casa (concretamente desde 1942) pagaba sus impuestos a Hacienda pero no acumulaba trienios.
Bono vino a conocerlo
El político manchego pidió consejo al almirante Emilio Nieto Manso, que entonces estaba destinado en su gabinete y que por su estrechísima vinculación con Cartagena conocía a la perfección a aquel trabajador civil que cada dos por tres daba grandes quebraderos de cabeza a la gente de Personal. Nieto Manso no solo le explicó al ministro quién era ese tal Pedro Marina Cartagena, sino que propició que el Martes Santo de 2005 el ministro viniera a conocerlo personalmente y ser testigo de sus andanzas por las calles de la ciudad.
«De dar de baja a Pedro Marina Cartagena, nada de nada», declaró el ministro a ‘La Verdad’ cuando fue preguntado por los problemas surgidos para mantener en nómina al veterano pescador vinculado a los californios.
El político socialista incluso aplacó las voces más críticas que en su departamento se mostraban a favor de sacar de plantilla a una escultura de madera policromada y quitarle la asignación mensual que recibía por él su agrupación de Semana Santa. Y aunque dijo que nunca más habría reclamaciones por el funcionario de la maestranza, la realidad es que los problemas administrativos que generaba en el sistema informático de Defensa regresaban cada vez que había una nueva auditoria.
Tras varios años de calentamientos de cabeza, la Armada logró dar solución a ese problema el pasado verano gracias al empeño del almirante cartagenero Jaime Muñoz-Delgado Díaz del Río, jefe del Arsenal hasta hace dos meses, y las gestiones del hermano mayor en funciones de la Cofradía California, Juan Carlos de la Cerra Martínez, que es coronel interventor del Ministerio de Defensa con destino en Madrid, el lugar donde San Pedro originaba mayores calentamientos de cabeza. La solución pasaba por firmar un convenio de colaboración entre la Armada y la Cofradía California para ‘destinar’ al santo a la Fundación Museo Naval: así se acababa con el problema administrativo y se mantenía una tradición del año 1755.
El acuerdo, firmado el 12 de julio de 2011, establece entre otras cuestiones una ayuda económica anual de la Fundación Museo Naval equivalente al sueldo que cobraba Pedro Marina Cartagena como oficial de arsenales, dinero que su agrupación destina en gran parte a fines benéficos.
«Había un problema desde hace años y se solucionó por el cariño con que el Ministerio de Defensa y la Armada trataron el tema. El valor a las instituciones se lo dan en gran parte tradiciones como la de San Pedro y la vinculación de la Armada y Cartagena es muy importante», asegura el hermano mayor californio. De la Cerra será testigo esta mañana de cómo autoridades de la Armada oficializan el cambio de destino con la entrega de un diploma. Será para muchos años. Y para bien.