Científicos estadounidenses han logrado recuperar la memoria y la audición en ratones que sufrían la enfermedad de Alzheimer tras aumentar la concentración de una proteína en su organismo. El método podría curar a personas que padecen esta enfermedad.
El estudio demuestra que aumentando los niveles de la proteína CBP, necesaria para recordar a largo plazo, es posible mejorar la memoria en ratones diseñados para desarrollar Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que afecta la memoria, el pensamiento, la conducta y la capacidad de realizar actividades cotidianas. «Podemos revertir los déficit de aprendizaje y memoria aumentando el nivel de esta proteína», explicó Salvatore Oddo, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio, cuyo estudio ha sido publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
El autor señaló que impulsar la CBP en ratones restaura la actividad de una proteína denominada CREB y aumenta los niveles de otra, conocida como BDNF, todas necesarias para desarrollar la memoria a largo plazo. En un ratón que desarrolla síntomas como los de la enfermedad de Alzheimer, estas proteínas no están activadas.
Oddo y su equipo utilizaron virus inofensivos para administrar la proteína a los ratones con seis meses de vida. A continuación evaluaron el aprendizaje y la memoria en los ratones a través de un test clásico, en el cual el roedor debe encontrar una plataforma de salida escondida en un laberinto. Los ratones con Alzheimer que recibieron la proteína lo resolvieron tan bien como los roedores saludables. «No mostraron más problemas de memoria. Aprendieron la tarea que se suponía que aprenderían y cuando evaluamos la memoria, recordaron lo que habían aprendido el día anterior», afirma el investigador. Los ratones con Alzheimer que recibieron un placebo no lograron aprender ni recordar la tarea.
La enfermedad de Alzheimer considerada hasta hoy incurable afecta a casi 30 millones y es un mal que se acompaña de la pérdida gradual de la memoria, hasta la extinción general de la conciencia. Según la estadística, los primeros indicios del desarrollo de la enfermedad aparecen a los 60-65 años.